Tuesday, August 07, 2007

Mary Sophia of El Tambo (Peru; in English and Spanish)

Mary Sophia of El Tambo
(Goddaughter—in El Tambo, Huancayo Peru)

The Clouds do not grow heavy, nor gray today (no rain)
the day is almost over though—I do not want to lose it
so I told my wife: ‘I need to get to the platform,’
thus, here I am, sitting on the platform again,
getting the leftovers from the sun, I’m like an elephant
I absorb as much sun as they do water I do believe!
So much gets lost when one sleeps, but so pleasing is it;
so much gets lost when one is playing, thus, I play very little now.
I keep saying ‘Wake up…” and I am the only one in bed.
Friend, I can’t do much about this world, so I’ve learned—
yet, I do seem to hold on, as I keep spinning out of it.
But what I was going to say is this: I belong to this old person
and he believes to let events come as they may…
I cannot stop from dancing, writing, singing, reading,
and riding on heavy seas, something’s inside me—
breathing, in the tiniest house of time…pushing!

She’ll remember somehow, thirty-years from now,
when she is forty and her mother sixty—and me,
me, I’ll be dead or at ninety (and that will never be).
She’ll remember that at ten, I sat on this platform
by her house, and wrote and read, the sun basting over my head,
and I simply wrote and read, wrote and read…(almost daily)
as the dog slept, drank and paced the yard;
she’ll recall all those books on my lap…
and she’ll remember herself saying, “Hello Godfather…
how are you today?” a rhetorical question at best:
you see, it is always the little, simple things we remember;
“I’m fine,” is what I’ll say, and so her subconscious
will recall me saying, and that I put aside my cup of coffee,
closed the book (on my lap) a moment—, looked her way,
smiled, as well as giving her a kiss on the cheek—
and I went back reading, and she went into her house.

You see, I know something, little perhaps it be, and it is this:
the company we keep, sprouts inside of us, it is hidden
like a seed, if we look around inside as time goes by for it,
nothing fades, it is just hidden, it will spout out…
a million suns that come in letters, spelling memories,
we will see whole rivers of light; oh, yes, it is now miles away,
but it will be, as sure as the sun will rise, it will be.
This poem is not about forgetting, dying, or loss, it is
about, remembering, and things we built—built long ago,
left behind, for those who wish to remember.
Perhaps it is the wheel of delighted memories, and
the spinning seat of life.


# 1930 8-6-2007 Written on the Platform in Huancayo, Peru (4:30PM); dedicated to Mary Sophia Peñaloza Acevedo





Spanish Version


María Sofía de El Tambo
(Mi ahijada—en El Tambo, Huancayo Perú)


Las nubes no se incrementaron, ni se pusieron grises hoy día (no hay lluvia)
el día casi se esta terminando—No quiero perder este
por eso le dije a mi esposa: “necesito ir a la plataforma”,
así, aquí estoy, sentado en la plataforma de nuevo,
obteniendo los restos del sol, soy como un elefante
¡absorbo tanto sol como ellos agua creo!
Tanto se pierde cuando uno duerme, pero tan placentero este es;
Tanto se pierde cuando uno juega, así, juego muy poco ahora.
Ando diciendo “Levántate…” y yo soy el único en la cama.
Amigo, no puedo hacer mucho por este mundo, eso he aprendido—
aunque, parece que todavía espero, mientras continúo girando fuera de este.
Pero lo que quería decir es esto: pertenezco a esta persona anciana
y él cree en dejar venir los acontecimientos como ellos puedan…
No puedo impedir de bailar y escribir, cantar, leer,
y cabalgar en mares pesados, algo dentro de mi—
¡respirando, en la diminuta casa del tiempo…está empujando!.

Ella recordará de alguna manera, de acá a treinta años,
cuando ella tenga cuarenta y su madre sesenta—y yo,
yo, estaré muerto o tendré noventa (y eso nunca será).
Ella recordará que a los diez, me sentaba en la plataforma
por su casa, y escribía y leía, el sol calentando mi cabeza,
y yo simplemente escribía y leía, escribía y leía…(casi diariamente)
mientras el perro dormía, bebía y se paseaba por el patio;
ella recordará todos esos libros sobre mis rodillas…
y ella se recordará a si misma diciendo, “Hola padrino…”
¿cómo estás hoy?” una pregunta retórica a lo mejor;
tú ves, son siempre las cosas pequeñas, simples que recordamos;
“Estoy bien” es lo que diré, y por eso su subconsciente
me recordará diciéndolo, y que puse de lado mi taza de café,
cerré el libro (en mis rodillas) por un momento—, miré hacia ella,
sonreí, también dándole a ella un beso en la mejilla—
y que yo volvía a leer, y que ella iría dentro de su casa.

Tú ves, yo sé algo, pequeño talvez este sea, y este es:
la compañía que mantenemos, brota dentro de nosotros, está escondido
como una semilla, si miramos dentro mientras el tiempo pasa por este,
nada se desvanece, sólo está oculto, esté brotará…
un millón de soles que vienen en letras, memorias deletreadas,
veremos ríos enteros de luz; oh, sí, ahora está millas lejos,
pero este será, tan seguro como el sol que saldrá, este será. dedicated to Mary Sophia Peñaloza Acevedo

dedicated to Mary Sophia Peñaloza Acevedo



Este poema no es sobre olvidarse, morirse, o perder, este es
sobre, recuerdos y cosas que construimos—construimos tiempo atrás,
olvidados, por aquellos que desean recordar.
Talvez es la rueda de memorias gozosas, y
el asiento giratorio de la vida.


# 1930 6-Agosto-2007 Escrito en la plataforma en Huancayo, Perú (4:30PM) dedicado a María Sofía Peñaloza Acevedo

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